Fomentar la lectura para una educación de calidad
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La lectura favorece el intelecto, la imaginación y promueve el aprendizaje.
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Los contenidos curriculares deben tomar en consideración la importancia de la lectura relacionada a los intereses de los estudiantes.
Una educación de calidad se centra en la formación de hombres y mujeres con valores que contribuyan a fortalecer el interés por el estudio y, lo que es más importante, en fomentar que por su propia iniciativa el estudiante siga adquiriendo conocimientos constantes durante toda su vida. Para el psicólogo educativo Raúl Garavito la formación en valores no puede ser enseñada de forma teórica, ya que “los alumnos deben comprobar por sí mismos las ventajas de la conducta moral, y no basta con predicar valores para que ellos lo adopten”
Por ese motivo, una buena alternativa es la lectura. Garavito se base en los estudios del psicólogo y psicoanalista Bruno Bettelheim para argumentar que la lectura de cuentos tradicionales contribuye a la formación de la moral, ya que plantea problemas y soluciones que pueden ser trasladados a la vida real.
Sin embargo, aunque esta alternativa es adecuada para implementarla en el salón de clases, Garavito afirma que no se puede imponer a los estudiantes determinados tipos de lectura. De igual forma, no se les puede obligar a aprender contenidos curriculares sin tener en cuenta sus propios intereses. Por ese motivo, es necesario presentarles el contenido de una forma didáctica y atractiva, para lo cual es necesario ponerlos en el centro del proceso educativo.
Asimismo, los docentes tienen un rol principal en este proceso, ya que deben ser capaces de identificar los intereses de los estudiantes y proponerles actividades que no sea extrañas para ellos. Si logra reducir la brecha que existe entre los objetivos del estudiante y los objetivos del sistema educativo, entonces los niños y jóvenes valorarán positivamente el estudio, ya que se darán cuenta que les sirve para satisfacer sus expectativas. Así su educación será de gran calidad.
Por otro lado, Garavito argumenta que la lectura también responde a la necesidad de expansión emocional e intelectual del ser humano. De esta manera, favorece al intelecto, la imaginación y la afectividad, convirtiéndose en el recurso más valioso de atracción hacia el estudio. Por este motivo es necesario que los estudiantes descubran en el salón de clases las cualidades de la lectura como medio de esparcimiento y crecimiento cultural e intelectual. Así se obtendrán una educación de calidad y estudiantes comprometidos con su aprendizaje.