La autoestima es un elemento esencial en la formación de los niños y jóvenes. Por este motivo, de su grado de autoestima dependerá su desarrollo en el aprendizaje, así como las diversas relaciones que establezca, las actividades en las que se involucre y, por ende, en la construcción de su vida adulta.

Niños y adolescentes con alta autoestima se sienten competentes, valiosos y seguros de sí mismos. Para el psicólogo Roberto Lerner existen un elemento básico en la construcción de la autoestima y tiene que ver con la relación que existe entre los niños y sus padres “Lo importante es el amor incondicional a la persona, no a su conducta. El amor genera un placer incondicional, el cual se convierte en un capital de inicio en la vida de la persona. Mientras más significativo es ese capital inicial, el individuo puede superar las crisis y fracasos con los que se encontrará a lo largo de su vida”.

De esta manera, para Lerner la comunidad educativa debe comprender que la autoestima no es algo abstracto y, por consiguiente, no se la puede promover con programas artificiales y conductas forzadas, ya que los efectos pueden ser contraproducentes. Así, puede producir en el individuo un sentido distorsionado de sí mismo que provoque relaciones asimétricas con los demás. Por este motivo, es importante que los niños y jóvenes aprendan a aceptarse dentro de la infinita red de relaciones, negociaciones, cumplidos o críticas a los que se verán expuestos.

Asimismo, a través de una actitud positiva, se debe reforzar sus buenas acciones y logros. “Siempre he señalado la existencia de un triángulo básico en la existencia humana: saber, poder y placer. Cuando un niño hace cosas, no solo adquiere conocimientos sino también produce en él una sensación de placer y poder (por ejemplo, dar unos primeros pasos o realizar con éxito una tarea). Reconocer estas tres cosas ayuda al autoestima del niño, por eso hay felicitarlo por sus logros y apreciar lo que ha hecho, para que él también saque sus propias conclusiones sobre la acción realizada”.

Por esta razón, es necesario fortalecer la autoestima desde la infancia, para que en su etapa adulta las personas tengan confianza en sus capacidades, no se dejen manipular por los demás, sean más sensible a las necesidades del otro y, entre otras cosas, se encuentren más dispuestos a defender sus principios y valores.