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El Tiempo de Horacio

Mítico líder del magisterio y del pueblo peruano

El Tiempo de Horacio

Julio Yovera Ballona*

Horacio fue el gran organizador del magisterio en torno al SUTEP.

La década del 60 es el periodo de la postguerra mundial. Se acentúa nuestra condición de sociedad semi-colonial primario exportadora. Las clases sociales intermediarias del gran capital y los gobiernos de turno, aceptan los patrones de dominación. Las clases sociales dominantes siempre fueron sumisas al capital extranjero.  Esto ha configurado, en unos periodos más que otros, una intensa confrontación social y política; que no hace más que ratificar una contradicción histórica aún no resulta: la dominación de los grupos de poder monopólico, quienes con el concurso de las burguesías intermediarias y apátridas se imponen sobre los sectores que conforman la nación peruana: trabajadores, campesinos, profesionales e intelectuales progresistas, sectores empresariales medios. 

Aquella base material explica el por qué en los años 60s, grandes convulsiones y oleajes de protesta se dieron en las zonas andinas y rurales del país. Sus protagonistas fueron los sectores campesinos, que exigían una reforma agraria que les permitiera acabar con el viejo poder terrateniente y recuperar las tierras que ancestralmente les pertenecían. La Reforma Agraria de Velasco significó para el país la liquidación del feudalismo y la servidumbre. Por eso es que ubicarse política y socialmente frente al proceso de transformaciones del régimen militar en su primera fase implicaba deslindar posiciones en condiciones complejas. Según la ubicación que se tomara se definían los campos.   

  1. Del gobierno de Belaúnde al gobierno del general Velasco

“El 9 de junio de 1963, Fernando Belaúnde ganó las elecciones presidenciales. Por primera vez en la historia del Perú, la burguesía tomaba el poder, con el apoyo de los terratenientes medianos, el capital norteamericano y un sector de las Fuerzas Armadas” (1) Belaúnde había prometido reformas estructurales: agraria, nacionalización de empresas estratégicas, descentralización del país, y garantizar los derechos a la educación, la vivienda, la salud, etc. En 1964 el gobierno promulgó la Ley Magisterial Nª 15215; no obstante sus consideraciones respecto a mejorar las condiciones laborales y profesionales, poco o nada se hizo. Buenas intenciones que la realidad las evaporaba. 

“El Perú, en términos socio-económicos, tenía a comienzos de la década de 1960, la vez la peor distribución del ingreso y la más alta concentración de la riqueza en todos los países de América del Sur. Por ejemplo, el cinco por ciento de la población más rica recibía un cuarenta y ocho por ciento del ingreso nacional; más notable resultaba el hecho de que el diecinueve por ciento se concentrase en el uno por ciento de la población. En cambio los dos deciles más pobres apenas se repartían el 2.5 por ciento del total” (2).

El estallido social apareció, y no por que fuesen digitadas desde el exterior, sino porque la llama de la rebelión prendía en peruanos dignos con la capacidad de rebelarse ante  las injusticias. 

Ya en la  conducción del Estado, el régimen de Belaunde, se convirtió en un régimen conservador, demagógico y represivo. Aparecieron los movimientos guerrilleros bajo la influencia del marxismo, y si bien fracasaron y fueron reprimidos, las causas y las razones que los gestaron se mantuvieron, y surgieron nuevos sectores de izquierda. 

El malestar y la necesidad de cambio estuvieron latentes. Hería la dignidad nacional que una empresa norteamericana como la IPC, en el norte, atropellara la  soberanía de la provincia de Talara (departamento de Piura). Por  eso, cuando el 3 de octubre se dio el golpe de Estado bajo la conducción del General Velasco, los peruanos mayoritariamente lo recibieron con patriótico entusiasmo. 

  1. La situación de la educación 

La dictadura persiguió, reprimió y encarceló a cientos de maestros sutepistas.

La situación del país en los 60s  era la misma de los inicios de la República. Las clases dominantes del país, se subordinaron, primero, a la nueva dominación inglesa, y, después, a la norteamericana; asumieron el papel de intermediarias del capital extranjero y se mostraron incapaces de encaminar al país por la senda del desarrollo independiente. Tampoco cambió la situación de la educación, por lo menos no de modo sustantivo.

 “A finales de la década del 60, el gobierno militar de Velasco Alvarado dio inicio a un conjunto de reformas que tenían como objetivo cambiar las bases sobre las que se estructuraban las relaciones económicas y sociales de la oligarquía terrateniente que actuaban como una traba para el desarrollo capitalista. Una de esas reformas fue en la educación, la que, a pesar de sus limitaciones, fue la más integral y ambiciosa de la historia del Perú republicano. Sin embargo, pretendió aplicarse bajo un esquema autoritario y en confrontación con el magisterio. En este periodo, la contradicción principal se dio entre las clases gran burguesas industrial-financieras y la clase obrera en expansión al lado de los sectores campesinos y populares dentro del modelo de reforma del Estado de bienestar social como promotor de la economía nacional dependiente del imperialismo norteamericano principalmente. En lo educacional, a esta coyuntura histórica correspondió la contradicción principal entre la educación reformista gran burguesa y la educación popular emergente.” (3)

  1. Práctica social y pedagógica de Horacio

Horacio Zeballos, primer secretario general del SUTEP, en discurso frente al Ministerio de Educación.

Que maestros como Horacio terminaran preocupándose por la situación de los escolares, de los padres de familia y de la comunidad en general, nos lleva a intentar una explicación del por qué se produce esta situación. Este interés deontológico, ético e ideológico era resultado de los aportes de la escuela nueva, que había llegado al país desde diversas vertientes,  pero sobre todo aporte de la labor formativa que impulsó José Carlos Mariátegui, y en el ámbito de la educación formal fue también resultado de la experiencia que desarrolló José Antonio Encinas en la región de Puno. 

Se leía y había interés en conocer los postulados y principios de la pedagogía soviética; la revolución china, el proceso cubano. Hubo explícito interés en conocer los postulados de Paulo Freyre con su Pedagogía del Oprimido. Todos estos hechos influyeron y fueron decisivos en el pensamiento de los maestros peruanos. Los jóvenes docentes adquirieron protagonismo no solo educativo, sino también magisterial, social y cultural. Realizaron una práctica pedagógica nueva, que iba más allá de los ámbitos del aula y de la escuela. La educación al servicio de los más necesitados, ese fue el compromiso que asumieron. Avanzaron y fueron tomando conciencia que intentar una nueva educación era una tarea titánica, que requería transformar el país y levantar propuestas integrales. 

La educación vista como un espacio de práctica democrática, de relaciones cordiales entre los miembros de la comunidad escolar y la comunidad eran claves para lograr una nueva educación. Ese fue el ideal de Escuela que asumían los jóvenes maestros egresados de las Escuelas Normales. Medio siglo habían esperado las tesis del Maestro José Antonio Encinas para que los docentes asumieran que la escuela debía respetar la individualidad étnica, cultural y lingüística de los estudiantes. El maestro fue reconocido como líder social. 

  1. Su vigencia hoy: Predicar con el ejemplo

El ejemplo de lucha y consecuencia de Horacio Zeballos, sigue firme entre los educadores del Perú.

¿De su pensamiento y de su acción de Horacio Zeballos, qué es vigente? Los tiempos han cambiado. Lamentablemente no ha habido cambios positivos, por ejemplo, de mejoramiento de la calidad de la educación pública. Al contrario, la calidad se ha deteriorado y la de los docentes también. A diferencia de las décadas del 60 y el 70, donde el Diseño Curricular de Formación Magisterial de las Escuelas Normales y de las Facultades de Educación de las Universidades del país, habían áreas y asignaturas que propiciaban una formación humanista; las de estos tiempos han priorizado las estrategias didácticas y metodológicas que buscan acelerar los aprendizajes instruccionales, haciendo a un lado los procesos de formación humanista, que deben propiciar no solo el aprender sino la formación integral de la persona. Horacio es un modelo de maestro humanista. No obstante su pocos años en las aulas, porque la responsabilidad gremial se lo exigía o por los largos años de prisión y de despedido, su comportamiento fue el de un maestro paradigma. En una entrevista, cuando ya era diputado de la República, declaró:   

  • “Tengo catorce años al servicio del magisterio y siete como maestro de aula… yo enseñaba educación inicial, transición.” (4)

Ahora cabe preguntarse: ¿Cómo es posible que un docente de Inicial pueda haber tenido una lectura vasta y un conocimiento sólido de la realidad del país? Solo cabe una respuesta: Horacio estudió y se interesó en conocer los aspectos fundamentales de la sociedad peruana. Y se vinculó a la izquierda en general porque ésta –como ahora- cuestionaba el orden existente. Desde sus filas se propiciaba debates sobre la realidad internacional y nacional. Los países de alto desarrollo industrial y sus organismos mundiales pugnaban por imponer un orden a fin a sus intereses y por eso los pueblos se levantaban para lograr su independencia. La resistencia y la lucha se los pueblos se habían trasladado a las masas y por eso había un movimiento social intenso. 

El maestro peruano de todos los niveles se incorporó a esta lucha. Y ese fue uno de sus mejores legados. Los maestros del SUTEP no solo debían tener compromiso reivindicativo con su sector, sino también con la educación, con el proceso enseñanza – aprendizaje,  con la sociedad y de manera particular con los sectores populares. 

La visión de la educación del maestro Horacio Zeballos estuvo enriquecida de un marco teórico y doctrinario que lo acercaban al Amauta José Carlos Mariátegui, quien señaló el carácter colonial y colonizante de la educación peruana y el rol que la historia les deparaba a los maestros. Por eso, en esa línea y dentro de esa concepción, señaló lo siguiente: 

  • “Creo que reverdece la pedagogía del cacicazgo y que pretende continuar con un sistema educativo al servicio de los intereses egoístas de las clases dominantes; reedita una política anodina y discrepante con nuestra realidad.” (5)

El interés de “renovar” la educación volviendo al pasado (Belaunde desmanteló totalmente la reforma educativa), lo llevaron a Horacio a cuestionar la propuesta educativa del nuevo gobierno. La alternativa del gobierno –una vez más- no coincidía con nuestra realidad. Ignoraba el carácter pluricultural de nuestra sociedad. Más aún, la Ley, como muchas que se dieron en el ámbito educativo eludía el tema económico. Y por eso, la voz de Horacio en el Parlamento era de cuestionamiento y de oposición. Tenía la ventaja, como él mismo lo decía: ser un poco de todo: “maestro primario, dirigente sindical, miembro de un partido político, diputado… “ (6).

Y con esa ventaja señaló: 

“La ley se aprueba en diputados tiene una serie de limitaciones: nace desfinanciada y los pocos castillos que pinta en el papel son eso: castillos y nada más; esta ley no integra a los vastos sectores del pueblo a pesar de que se habla de una educación para la libertad” (7).

Notas:

  1. LUST, J. Lucha Revolucionaria, Perú, 1958-1967.- P. 62. RBA Libros, 2013.
  2. Ídem
  3. Link http://es.scribd.com/doc/112342486/Documento-Pedagogico-III-CONPEN 
  4. GONZALEZ, Raúl. Entrevista a Horacio. Apareció en el Caballo Rojo Nª 78, del 8  de Noviembre de 1981. Lima, Perú. Reproducida por Patria Roja Cultural.
  5. Ob. Cit.
  6. Ob. Cit. 
  7. Ob. Cit.

*Sobre el autor…

Julio Yovera Ballona nació en Catacaos, Piura. Estudió Educación en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Escribió «Pedagogía Popular en la Escuela», «Horacio, Maestro y Líder», «Testimonio para Micaela» (poesía), «Canciones de la Lluvia» (poesía), «Víctor Pablo Salvador» (poesía), «Educación en Valores» (varios autores), «Julio C. Tello, maestro» (varios autores) y «Detrás de la Crisis de la Educación» (debate), entre otros. Partió a la eternidad el 30 de marzo del 2017.

Poeta maestro piurano / ABC Espacial 

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