El fracaso del Modelo de Vouchers en la educación chilena
Ahora que en el Congreso de la República se debate la implementación de los “vouchers educativos”, es necesario señalar que dicho sistema, implementado en Chile durante la dictadura de Pinochet, ha sido un fracaso desde su inicio. La privatización de la educación y la transferencia de recursos públicos a instituciones privadas ha generado mayores niveles de injusticia y desigualdad en el acceso a la educación, así como un incremento del descontento entre padres, estudiantes y docentes. Como defensores de la educación pública gratuita y de calidad, exigimos que el Estado asuma la responsabilidad de invertir en la educación del pueblo y no dejarla en manos del mercado. Es hora de tomar medidas para revertir el daño causado por el modelo neoliberal y garantizar una educación de calidad y equitativa para todos.
El modelo de vouchers educativos ha perjudicado a los docentes en Chile al reducir sus salarios, empeorar sus condiciones laborales y debilitar su capacidad de organización sindical.
¿Cómo empieza la estafa?
Durante la dictadura de Pinochet en los años 80, se aplicaron las principales reformas neoliberales en Chile. En el ámbito educativo, se estableció un sistema de financiamiento público para escuelas privadas, conocido como vouchers, el cual fue implementado de manera más amplia en los años 90 durante el gobierno de Eduardo Frei. En el año 2006, durante el gobierno de Michelle Bachelet, se introdujo una reforma educativa que buscaba hacer frente a los problemas de calidad y equidad del sistema educativo chileno. Sin embargo, el modelo de vouchers siguió siendo la piedra angular de la política educativa, y la reforma no logró cambios significativos en el sistema educativo.
El fracaso de la política privatista
A pesar de que el modelo de vouchers en Chile ha sido presentado como un sistema que permite a las familias elegir la educación que quieren para sus hijos, en realidad, ha tenido el efecto opuesto. Como señala la académica chilena, Javiera Cubillos, en su libro «La educación en Chile: del gremialismo al neoliberalismo», «la implementación del sistema de vouchers ha generado segregación y ha profundizado la desigualdad en el sistema educativo, dado que las escuelas con mejor rendimiento y con mejores instalaciones son aquellas que cobran aranceles altos y seleccionan a sus alumnos, dejando a los estudiantes más pobres y vulnerables en escuelas con peores condiciones y menor calidad educativa» (Cubillos, 2009, p. 57).
A manos llenas…
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Incremento de la injusticia y la desigualdad
Este modelo de financiamiento ha llevado a un aumento de la desigualdad en el sistema educativo, generando una brecha aún mayor entre ricos y pobres. Un informe de la Unesco en 2016 señala que «el sistema de vouchers ha intensificado la segregación socioeconómica en la educación, lo que ha tenido un impacto significativo en la calidad de la educación y en el rendimiento académico de los estudiantes más pobres» (Unesco, 2016, p. 22). Además, la misma investigación muestra que el modelo de vouchers ha permitido a las escuelas privadas seleccionar a los estudiantes, lo que ha generado una «creciente polarización social» en el sistema educativo (Unesco, 2016, p. 22).
Descontento de padres, estudiantes y docentes
La implementación del modelo de vouchers ha generado un fuerte descontento entre padres, estudiantes y docentes en Chile. Las constantes protestas y movilizaciones han evidenciado la insatisfacción con la calidad de la educación y la profunda desigualdad que existe en el sistema. Según una encuesta de Adimark en 2020, el 84% de los chilenos piensa que la educación está injustamente distribuida en el país, y el 77% cree que la calidad de la educación ha empeorado en los últimos años (Adimark, 2020).
Maestras y maestros perjudicados
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El fracaso de un modelo injusto
El modelo de vouchers en la educación chilena ha fracasado en su intento de mejorar la calidad y equidad en la educación del país. La implementación del sistema no solo ha permitido el aumento de la segregación social, sino también la creación de escuelas que lucran a costa de la educación de los niños y jóvenes. Además, ha generado un descontento generalizado entre padres, estudiantes y docentes, quienes han salido a las calles para exigir una educación de calidad y equidad.
En Chile existen políticos, colectivos y grupos de la sociedad civil que plantean reformar el sistema educativo desde una perspectiva que valore la educación como un derecho y no como una mercancía. La educación debe ser pública, gratuita y de calidad, y los recursos deben estar dirigidos a mejorar las condiciones de las escuelas públicas y a aumentar la igualdad de oportunidades para todos los niños y jóvenes del país.
Junto al proyecto que está en el Congreso Peruano, desde fines del 2022, ya existen lobbies de grupos empresariales que asumen a la educación como un servicio, ejerciendo presión mediática para generar una corriente favorable a la implementación del modelo de vouchers, ante lo cual el magisterio se alza en una sola voz para defender la educación pública, gratuita y de calidad.
¡La educación pública se defiende!
¡Viva el SUTEP!