¡La educación es un derecho, no un negocio!

¡En defensa de la escuela pública, gratuita y de calidad!

Maestros y auxiliares del SUTEP luchan en las calles contra la imposición del váucher educativo.

El magisterio nacional se encuentra en pie de lucha exigiendo que el Estado cumpla con la asignación del 6 % del PBI al sector Educación, como manda el Artículo 16 de la Constitución, cuya modificatoria es conquista del SUTEP.

Con el 6 % del PBI será posible reducir las brechas que actualmente afectan a la escuela pública, en infraestructura, equipamiento, innovación y tecnología, maestros mejor capacitados y atención a los aspectos fundamentales para el desarrollo de los estudiantes, como alimentación y acompañamiento socioemocional.

Los gobiernos de turno se han negado, por décadas, a equiparar la inversión en educación con el promedio sudamericano, lo que pone al Perú en la cola de inversiones y, por ende, los resultados alcanzados son mínimos.

No mejorar las condiciones de la escuela pública genera las condiciones para que sectores vinculados a la gran empresa e intereses particulares y personalísimos la acusen de ser improductiva, sin calidad y no competitiva, argumentos que usan para plantear, como falaz solución, la implementación de sistemas fracasados en otros países, y que en el caso peruano sólo agudizarán las brechas, la exclusión y las barreras para que los estudiantes accedan a educación gratuita y de calidad.

En sus planes está destinar los recursos que el Estado Peruano debe invertir con eficacia y transparencia en mejorar la educación pública, para financiar colegios privados, satisfaciendo el hambre de lucro que tienen algunos sectores del empresariado.

¿Qué es el váucher educativo? 

Los neoliberales pretenden que se use recursos del Estado para financiar colegios privados.

Es la figura creada por los grandes capitalistas por el cual se usa dinero público para COFINANCIAR las pensiones que los padres de familia pagarían en una escuela privada. Es decir; si una pensión cuesta S/100, el váucher cubre S/60 y lo restante el padre de familia.

Este sistema vende la utopía de la calidad y una mejor enseñanza. Sin embargo, la realidad ha demostrado que no existe mayor mejora en la calidad, pues los colegios privados pugnan por recibir a la mayor cantidad de estudiantes posibles sólo para recibir el cofinanciamiento que ofrece el váucher. Esto convierte a la educación en un negocio y al estudiante en mercancía.

Además, los colegios privados se reservan el derecho de ingreso de los estudiantes, condicionándolo a otros factores que no cubre el váucher, como la compra de uniformes, útiles, textos escolares y/o materiales de estudio como una computadora portátil. Si el padre de familia no puede solventar esos gastos, su hijo no puede ir a la escuela privada bajo el modelo del váucher. A ello se suma la obligatoriedad del pago de la cuota de ingreso, que tampoco es cubierta por el sistema.

¿Qué pasa con la escuela pública?

Con el sistema de váucher educativo se agudizaría el abandono de la escuela pública.

Como es lógico, al desviar recursos públicos para cofinanciar a las escuelas privadas, el Estado deja de tener lo suficiente para atender la brecha educativa. Según la última actualización del Ministerio de Educación, ésta asciende en S/152 mil millones. Lo preocupante es que creció cerca de S/60 mil millones en los últimos nueve años.

Actualmente, según el Programa Nacional de Infraestructura Educativa – PRONIED, el 60 % de escuelas públicas no tiene servicios básicos; es decir, agua y desagüe; el 50 % de colegios está en situación de colapso y debe ser reemplazado, y el 79 % de escuelas no tiene acceso a Internet.

Si se desvía el presupuesto público a favor de las escuelas privadas, ¿cómo se resolverá esta brecha?

La escuela pública seguirá acogiendo a los estudiantes con menos recursos económicos, lo que genera una enorme desigualdad.

¿Existirán sectores excluidos?

El váucher educativo no representa ninguna mejora para la educación rural o Intercultural Bilingüe.

Sin duda, pues el sistema de váucher educativo sólo funcionaría en zonas urbanas, donde hay colegios privados, quedando al margen del “innovador” modelo las escuelas rurales, unidocentes, bilingües, de Educación Básica Especial y Educación Básica Alternativa. 

¿O es que acaso los grandes empresarios de la educación piensan construir un colegio privado en Caballococha, en la frontera con Colombia, a 24 horas de navegación desde la ciudad de Iquitos? Por eso afirmamos que lo que se vende es una utopía. El váucher educativo no resuelve el problema de la escuela pública, solo atiende el ánimo de lucro de los privados a costa de los que menos tienen.

¿Funcionó en Chile?

La implementación del modelo de vouchers ha generado un fuerte descontento entre padres, estudiantes y docentes en Chile. Las constantes protestas y movilizaciones han evidenciado la insatisfacción con la calidad de la educación y la profunda desigualdad que existe en el sistema. Según una encuesta de Adimark en 2020, el 84 % de los chilenos piensa que la educación está injustamente distribuida en el país, y el 77 % cree que la calidad de la educación ha empeorado en los últimos años (Adimark, 2020). 

¿Quiénes se beneficiaron?

En Chile, el sistema de váucher ha enriquecido a personajes como Horst Paulmann.

Según datos del Consejo Nacional de Educación chileno, en 2019 las 10 empresas educativas más grandes del país recibieron un total de 182.000 millones de pesos chilenos (equivalentes a unos 240 millones de dólares) en subvenciones estatales.

Un estudio realizado por la Fundación Sol en 2019 encontró que el 80 % de los estudiantes de escuelas subvencionadas no alcanzan el nivel de aprendizaje adecuado en matemáticas y lenguaje, en comparación con el 55 % de los estudiantes en escuelas municipales.

Según informe del Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER), el empresario chileno Horst Paulmann, dueño de la cadena de supermercados Cencosud (Wong y Metro), es uno de los mayores beneficiarios del modelo de vouchers educativos, ya que a través de su fundación ha obtenido grandes sumas de dinero para implementar programas educativos en escuelas públicas.

¿Cómo queda el magisterio?

Según datos del Ministerio de Educación de Chile, los docentes en escuelas privadas que operan con váucher ganan en promedio un 44 % menos que los docentes en escuelas públicas. Además, tienen menos protección laboral, menor acceso a capacitación y una mayor carga de trabajo debido a la falta de personal y recursos en estas instituciones.

La reducción de los salarios y las condiciones laborales ha llevado a una disminución de la calidad educativa en el país. Los docentes tienen menos incentivos para mejorar su desempeño y desarrollar su carrera profesional, lo que afecta directamente a la educación de los estudiantes. Además, la falta de estabilidad laboral y protección ha generado una alta tasa de rotación de docentes, lo que dificulta la continuidad y calidad de la enseñanza.

¡No al Proyecto Legislativo 2951! 

El magisterio seguirá en pie de lucha en defensa de la escuela pública, gratuita y de calidad.

La lucha del SUTEP es legítima y justificada, pues exigimos que el Estado cumpla su mandato constitucional de atender a la escuela pública y garantice el derecho de las niñas, niños y adolescentes a una educación pública, gratuita y de calidad. 

Exhortamos a la representación nacional a reflexionar y ponerse del lado correcto de la historia, bloqueando el afán ambicioso y usurero de quienes quieren aplicar un modelo excluyente, fracasado e inviable. 

¡Luchemos juntos en defensa de la escuela pública!