El maestro Arguedas y la educación intercultural
Distintos estudios demuestran que José María Arguedas fue un reconocido narrador del mundo andino; sin embargo, pocos retratan su desempeño en el campo pedagógico, a pesar de que Arguedas siempre afirmó de manera orgullosa haber nacido para ser maestro.
Al respecto, estudiosos de la obra arguediana precisan que hasta ahora no se ha realizado ninguna investigación profunda sobre su pensamiento y su relación con la educación peruana. Es por eso que, a continuación, se lleva a cabo un acercamiento a su discurso pedagógico en torno a la educación intercultural.
El autor y su época
José María Arguedas nació en Andahuaylas el 18 de enero de 1911, época de gran efervescencia bélica y social, donde las rivalidades y ambiciones de los imperios coloniales generaron la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Un año antes de su culminación irrumpió la gran Revolución de Octubre (1917) como acción genuina de los obreros, campesinos y soldados rusos para acabar con la opresión zarista y construir la utopía socialista.
Otro hecho trascendental fue la crisis capitalista que se inició en Wall Street (1929) y se expandió por todo el orbe. Durante este periodo se desarrolló la niñez, adolescencia y juventud de nuestro inmortal maestro.
Vigencia de la propuesta arguediana
En enero del 2011 se celebró el centenario del nacimiento de Arguedas. En su homenaje se desarrollaron innumerables eventos nacionales e internacionales acerca de la vida y obra del insigne escritor peruano. Este hecho demostró la plena vigencia de su pensamiento y aporte en la forma que debemos tratar nuestra diversidad cultural. Ese mismo año la oficina de la UNESCO en Lima emitió un pronunciamiento en el que se adhería a las celebraciones del centenario su nacimiento, argumentando que su obra refleja una clara consideración por la diversidad cultural como factor de desarrollo, sustentando lo siguiente: “el kechwa es la expresión legítima del hombre como criatura de este paisaje y de esta luz (…) Con el kechwa se habla en forma profunda, se describe y se dice el alma de esta luz y de este campo, como belleza y como resistencia” (1939). Del mismo modo, la UNESCO recalca que “su visión de la interculturalidad está profundamente ligada a la cosmovisión andina, expresada en gran parte por la oralidad”.
Pinilla (2011) consideraba que el mensaje de la obra de Arguedas es un discurso actual y que el proceso por construir una Patria para todos o un Perú para todas las sangres mantiene su plena vigencia, así como las manifestaciones culturales del mundo andino también: “no se opacan en absoluto con la llegada de las tradiciones occidentales. Además, José María Arguedas aborda los temas de segregación y discriminación, problemas que se viven aún ahora en todas partes del mundo. Por este motivo lo estudian en España y en Alemania”.
Por ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (2011) señalaba que “habiendo transcurrido más de setenta años de aquellas palabras de Arguedas –Todas las sangres– se reafirma hoy la importancia del diálogo entre las culturas y las civilizaciones como instrumento de paz y de desarrollo para promover un nuevo humanismo”.
Irina Bokova (2011), por otro lado, afirma que al reivindicar la cultura como uno de los factores para lograr el desarrollo sostenible, se reconoce que “el pensamiento de Arguedas está siempre vigente y se recrea en la diversidad de las culturas”.
Arguedas y la educación intercultural
El maestro Arguedas analizó la situación educativa nacional de su época y planteó propuestas sobre la educación intercultural a partir de su experiencia como estudiante y docente. Como maestro se identificó e impulsó la educación bilingüe, sustentando su propuesta a través del “diálogo y respeto intercultural” (Ccahuana, 2014). Esta planteamiento innovador le sirvió para ser convocado al Ministerio de Educación.
Como estudiante fue muy crítico con el accionar de sus profesores en el aula y la escuela, lo que demuestra una vez más que los mejores evaluadores de los maestros son sus propios pupilos. Sin embargo, es justo reconocer que a pesar de la apatía e indiferencia de algunos docentes, sus alumnos les demostraban afecto y consideración. Estos hechos están descritos en la publicación Veamos lo que confiesa el estudiante José María Arguedas (1940).
La propuesta pedagógica de Arguedas –producto de sus experiencias y lecturas en su niñez, así como su trabajo como docente– se sustentó en el carácter socio cultural de la educación, con el fin de generar espacios de diálogo entre los diversos sectores sociales para superar desencuentros y exclusiones.
Lo sustancial de su planteamiento en el campo educativo sigue vigente al promover el respeto de nuestra diversidad cultural y la construcción de nuestra identidad nacional frente al carácter homogeneizante de la globalización neoliberal.