Fortalecer a la ciudadanía para fortalecer la democracia
-
Sutep organiza II Foro sobre sindicalismo y ciudadanía en San Marcos.
-
Evento contará con presencia de destacados intelectuales, líderes sindicales y representantes de la sociedad civil.
El concepto de ciudadanía debe entenderse a partir de su relación con la comunidad política. La comunidad política, que se comprende en la actualidad como Estado Nación, provee de derechos y deberes a sus ciudadanos. En ese sentido, el Estado debería garantizar tres niveles de derechos: los derechos políticos, civiles y sociales.
Para el Dr. Sinesio López, la ciudadanía va de la mano con la democracia. La ciudadanía se expresa en dos dimensiones de la democracia: Liberalización (derechos civiles, debate público, competencia electoral) y democratización (derechos políticos, participación política). En la medida que la ciudadanía se extiende, también se extiende la democracia. Hasta este punto hemos hecho referencia a la ciudadanía política, la que teóricamente existe en todo Estado. Sin embargo, es la ciudadanía efectiva, la que realmente preocupa.
Actualmente en el Perú, como en todos países de la región, los derechos no están garantizados en su totalidad. Por ejemplo, en el plano de los derechos políticos, el voto universal ocupa un lugar importante en el ejercicio democrático ciudadano debido a su obligatoriedad. Sin embargo, aún no se ha fortalecido los canales de participación, el empoderamiento, las iniciativas ciudadanas y la democracia directa, los cuales permitirían un real acceso a los derechos políticos y a los procesos democráticos.
Pero si se trata de derechos sociales, en el Perú existe una larga historia de cómo estos se han disputado en terreno ciudadano. La última ola democrática se dio en los 70 y 80 con las incursiones democratizadoras de la izquierda, el movimiento obrero clasista y otros movimientos urbanos. Hoy se habla de ciudadanos de primera, segunda y tercera, los cuales reflejan el nivel de cobertura que el Estado tiene sobre los derechos ciudadanos.
En ese sentido, los niveles de ciudadanía tienden a variar en la medida que exista marginación. Las variables pueden transitar entre grupos étnicos, clase social, situación económica, opción sexual y género. Tenemos que reconocer que el fallecido presidente Alan García tenía razón al decir despectivamente que los pobladores de Bagua no eran ciudadanos de primera clase. En la práctica, la lucha de estos pueblos indígenas era por extender su ciudadanía.
Hay que tener en cuenta que los derechos se pueden conquistar a través de la lucha política en el Congreso. Pero como la historia lo demuestra, estos se consiguen legítimamente en las calles. Recordemos las marchas contra la Ley Pulpín, las cuales reunieron miles de jóvenes por la defensa de sus derechos laborales. La derogatoria de esta ley fue un triunfo que demostró que la historia se hace a mano y sin permiso. Sin embargo, los retos de hoy son otros. Actualmente los trabajadores, mujeres, agricultores, pueblos indígenas, estudiantes y muchas otras poblaciones, construyen su ciudadanía a través de sus propios procesos de lucha y defensa de derechos que le son arrebatados.
Para profundizar sobre este tema, este 28 de agosto realizaremos junto a la E.A.P de Ciencia Política de la U.N.M.S.M., el II Foro Sobre Sindicalismo y Ciudadanía en el auditorio Jorge Eugenio Castañeda de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas – UNMSM, ubicado en Calle Germán Amézaga 375, Cercado de Lima, a partir de la 5:00 p.m. ¡Ven y participa!